enamoramiento |
El
sutil encanto del enamoramiento
Una atracción irresistible hacia una persona y que
prácticamente nos llega a absorber sin medida es lo que llamamos enamoramiento.
Emoción, pasión y sentimiento interactuando entre sí, que a su vez proponen
entusiasmos eróticos interpersonales.
Con la afinidad y el deseo se asocia un
estado de encantamiento por una persona en especial, que se percibe como única
e irresistible, convirtiéndose en lo más importante de nuestras vidas, promoviendo
impulsos de unión, posesión, entrega, y gozo con el otro.
Sentimientos
La reciprocidad en los sentimientos de ternura, se
juntan a las fantasías y los comportamientos de proximidad, contacto y
compromiso. Cuando pensamos y vemos a esa persona se nos produce una taquicardia,
la respiración se nos hace anhelante y sentimos que nos invaden oleadas de
calor. En algunas ocasiones hay sujetos que se enflaquecen. Por supuesto que
todo depende de la cantidad y calidad de las cenas conjuntas de los enamorados
y generalmente los ojos toman un brillo inusitado durante esta época.
Comúnmente los enamorados hablan muchísimo o se
cierran en un silencio ensoñador, se sienten alegres, casi de euforia, incluso
languideciendo de añoranza, hasta llegar al despecho cuando no son correspondidos.
Raramente; alguna gente no ha experimentado este estado en su vida. Y
mayormente, aunque le teme un poco por su capacidad de alterar el ánimo, o por
el sufrimiento o placer intenso que comporta de forma aleatoria, lo recuerda
con cariño, como si estar enamorado por lo menos una vez en la vida, fuera una
meta vital que nuestra cultura nos carga muy sutilmente.
amor |
Importancia vital
Hay dos puntos de importancia vital en los que en la
generalidad de teorías sobre el enamoramiento coinciden: la persona que se haya
en ese estado; debe sentirse fisiológicamente excitada cerca del ser amado,
además, debe interpretar que esas sensaciones experimentadas se pueden
considerar amor.
En el enamoramiento se obnubilan la conciencia y las
percepciones, se sobreexcita la sensibilidad y, a veces, la preocupación
constante por las querencias y los pensamientos de la persona amada toma visos
obsesivos. Así mismo la necesidad de verla, de mirarla, de saber cosas de ella,
resultando a veces en conductas compulsivas, como mirar con insistencia un
retrato suyo cuando no se está a su lado, como escribir recurrentemente su
nombre, recordar cada palabra pronunciada por ella o tocarla de forma constante
al estar juntos.
Un profesional que no conociera su situación como es,
el ánimo de la persona enamorada, podría parecerle un estado maníaco o una
conducta bastante parecida a la adicción. El enamorado necesita de la presencia
y el cariño del ser amado como de una droga, y se siente débil y vacío sin esa
dosis cotidiana, ya sea por carta, cara a cara o por teléfono. Lejos de
cualquier desvarío los enamorados fluctúan entre el romanticismo inconcreto y
la obsesión, y se sienten transportados por la euforia de la ternura y el
reforzamiento mutuo detallista y cuidadoso. Capaz de las distorsiones perceptivas
más ansiosas.
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