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viernes, 24 de mayo de 2013

ALCANZANDO LA GLORIA EN 20 SEGUNDOS




Alcanzando la gloria en 20 segundos
Nadie lo dice pero lo piensa, cundo la pareja vecina Carlo y Edna les pasan enfrente tomados del brazo, felices sonriendo enamorados, rezumando satisfacción, encanto, mientras se miran amorosamente.

 La noche anterior despertaron a los moradores de las casas de al lado (vecinas), sobre todo Edna, al calor de su batalla en la cama, por la potencia delatora de sus gritos, que turbó la medianoche rasgando su silencio.

¡Por Dios es que no puedo evitarlo! Diría ella al ser interrogada por una amiga al respecto, de ser delatada por sus orgasmos, acotando como comentario obligado que esos 15/20 segundos es como tocar la gloria. Ciertamente en un momento dado esto le produce vergüenza, esos instantes de emoción intensa que le causan una muerte dulcísima, dándole piso a eso que dicen los neurólogos, afirmando que en los momentos del orgasmo “el cerebro se desconecta” debido a cambios cardiorespiratorios violentos, como constricción de la aorta, hiperventilación (exceso de oxigeno en la sangre), o isquemia (falta de irrigación del cerebro).

Por eso el orgasmo es lo más parecido al eslabón perdido del sexo, puesto que esos 30 segundos en promedio del orgasmo, no solo produce placer sino que estrecha vínculos desde el punto de vista emocional. Especialmente el orgasmo femenino que contiene un algo cautivante, porque aún no revela todos sus secretos para la ciencia.
 
El orgasmo comienza cuando termina el ciclo sexual que comienza por la excitación, durante el cual la sangre llega al pene masculino y al clítoris en el caso de la mujer, zonas por demás enervadas. Uno de las cosas más incomprendidas es la eyaculación del hombre, aparentemente el cerebro no se ve envuelto al momento de enviar la señal al pene para que el semen salga disparado. Según esto; los expertos piensan más bien que es un reflejo nervioso de la médula espinal.

Los estudios dicen; que son las neuronas espinotalámicas que están insertas en la zona lumbar, quienes tienen la llave; al estimularlas en ratas producen casi 100% de las veces eyaculaciones. Si es cierto que la voluntad del hombre es capaz de retrasar la eyaculación, entonces hay que pensar que el cerebro debe cumplir alguna función antes de que se produzca el fenómeno. Incluso todavía desde el punto de vista científico, no se ha encontrado un centro del orgasmo masculino en el cerebro, esto sigue eludiendo el esfuerzo de la ciencia.

Volviendo a la cuestión del orgasmo masculino en el hombre, este es corto, dura unos pocos segundos, tras los cuales necesita un período de descanso para empezar un nuevo ciclo. Algunos sugieren que el hombre puede tener orgasmos múltiples sin llegar a la eyaculación, llamados orgasmos secos. El sexólogo Alfred Kinsey en su notable estudio de 1948, publicó las primeras estadísticas acerca del orgasmo masculino: Las tres cuartas partes alcanzan el orgasmo rápidamente, dentro de los dos primeros minutos del acto sexual.

Una de las frustraciones más denigrantes de las mujeres, es que existe un porcentaje bastante apreciable entre su género; de dificultades para alcanzar el orgasmo y un porcentaje mayor que son anorgásmicas al menos temporalmente, incapaces de llegar a la gran O. Lamentablemente existen pocos tratamientos efectivos para ayudar a estas mujeres, lo cual ha motivado las investigaciones sobre esta materia en la Universidad de Rutgers, en los Estados Unidos.


Fuente: Vecino saludable, Orgasmo, por Elizabeth Araujo





                                                                                  

viernes, 23 de noviembre de 2012

HIPOCONDRÍA

hipocondría


La descripción de la hipocondría es tan vieja como los siglos, como la historia de la medicina. En la ancestral época hipocrática, los síntomas eran considerados como alteraciones corporales, y los griegos asociaban los cambios mentales con variaciones orgánicas en la región situada debajo del hueso xifoides (hipocondrio).

Para el siglo XVII, ya se instauró el término tal y como nos ha llegado a nuestros días; se le debe a un médico inglés, el doctor Burton, quien habla de la <<hipocondriasis>> y la define como un <<miedo aprensivo a padecer enfermedades que se escuchan o leen, aplicándolas a uno mismo, lo cual agrava o incremente el cuadro…>>. ¿Qué es un hipocondríaco? Los hipocondríacos se destacan por la preocupación, el miedo o la creencia de sufrir una enfermedad grave, a partir de la interpretación no realista de signos o sensaciones físicas que se consideran pruebas de la enfermedad temida.

Perceptores desmedidos de las sensaciones corporales, los hipocondríacos las exageran en su mente, interpretándolas de manera inadecuada, con lo que desarrollan torturantes pensamientos obsesivos de tipo catastrófico, que les producen una sensación de amenaza y temores recurrentes.
Sin embargo el hipocondríaco llega a comprender que sus temores no son del todo confiables, y aún así no puede dejar de estar pendiente de cualquier cambio corporal y de la certeza de que sobre él van a caer el sufrimiento de una enfermedad que le llevará inexorablemente a la muerte.
imaginario


No son enfermos de la imaginación

Todo esto lo lleva a vivir centrado en un horror a las enfermedades, que además se exacerba con facilidad ante cualquier información que recibe. Hoy día, en los canales de información son tan reales y existe una preocupación extrema por la salud, que el hipocondríaco se ve sometido a tal asedio de estímulos, que no es raro que los médicos se vean agobiados  por las constantes consultas de los pacientes <<imaginarios>>, dicho a la manera de Moliere. Pero no se vaya a creer que son enfermos tan imaginarios como el personaje literario.

Todo lo contrario: los hipocondríacos sufren verdadera y permanente angustia, e incluso no es nada raro que sufran de verdaderos cuadros depresivos.

Sufrir en vano

 Los hipocondríacos son entre el 15 al 20 por ciento de los pacientes en la consulta de los médicos. No obstante, se considera que en la población en general las cifras pueden incluso llegar al 34 por ciento de la población global, lo cual es horroroso si se piensa en los costes tanto personales como familiares y somáticos que ello produce. No hay diferencias importantes entre sexos, pues la hipocondría se esparce en todas las edades y condiciones. Los hipocondríacos son enfermos y la hipocondría en sí es un trastorno nada <<imaginario>>, es una enfermedad reconocida en todas las clasificaciones internacionales.