martes, 12 de julio de 2016

El poderoso 'efecto anti-envejecimiento' de la granada

El poderoso ‘efecto anti-envejecimiento’ de la granada

La flora intestinal utiliza las granadas para producir urolitina A, compuesto que promueve la regeneración mitocondrial deteriorada con el envejecimiento.



La sarcopenia es la pérdida progresiva de la masa muscular asociada al sedentarismo y, sobre todo, al proceso natural del envejecimiento. De hecho, se estima que un 30% de las personas mayores de 60 años y hasta un 50% de las que ya superan los 80 padecen esta sarcopenia. Sin embargo, puede que haya un remedio para combatir, cuando no prevenir, esta sarcopenia. Y para ello no se necesita tomar ningún fármaco. De hecho, y según muestra un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza), tan solo habría que comer granadas.

Concretamente, el estudio, publicado en la revista «Nature Medicine», muestra que la urolitina A, metabolito producido por nuestra flora intestinal a partir de unos compuestos que se encuentran en las granadas, es capaz de potenciar la renovación de las mitocondrias –esto es, los orgánulos responsables de generar la energía de las células– y, así, evitar el deterioro muscular asociado a la edad. O así sucede, cuando menos, en modelos animales.

Como explica Johan Auwerx, director de la investigación, «la urolitina A es la única molécula conocida con capacidad de relanzar el proceso de reciclaje de las mitocondrias. Además, esta urolitina A es una sustancia completamente natural, y su efecto es tan poderoso como cuantificable».

‘Efecto anti-envejecimiento’

En la primera fase del estudio, los autores utilizaron el modelo animal favorito de los científicos de todo el mundo para los experimentos sobre envejecimiento: el nematodo ‘Caenorhabditis elegans’, tipo de gusano que alcanza la vejez a los 8-10 días de vida. Y de acuerdo con los resultados, la administración de urolitina A permitió que los ‘gusanos’ aumentaran en hasta un 45% su esperanza de vida.
En segundo lugar, los investigadores utilizaron un modelo animal más clásico –ratas– en el que, tal y como sucede con ‘C. elegans’, se ha observado una acusada reducción de la cifra de mitocondrias como consecuencia de la edad. ¿Y qué sucedió en este caso? Pues que la administración de urolitina A permitió que las ratas ya envejecidas –esto es, que ya habían cumplido su segundo año de edad– tuvieran una resistencia hasta un 42% mayor a la hora de correr en las ruedas de sus jaulas.
La urolitina A es la única molécula capaz de relanzar el proceso de reciclaje de las mitocondrias Johan Auwerx
En consecuencia, parece que la urolitina A es capaz de ralentizar el proceso de envejecimiento en nematodos y ratas. Y exactamente, ¿cómo lo hace? Pues simplemente, estimulando un proceso denominado ‘mitofagia’ en el que las mitocondrias dañadas o envejecidas son degradadas para que puedan ser reemplazadas por unas nuevas más ‘sanas’ y funcionales.
Como apunta Patrick Aebischer, co-autor del estudio, «según envejecemos, la capacidad de las células para llevar a cabo la mitofagia es menor. Un aspecto a tener en cuenta dado que la reducción de la mitofagia en el músculo está considerada como una de las principales causas del deterioro muscular asociado a la edad. Creemos que nuestro trabajo, en el que se describen los beneficios para la salud de la urolitina A, es ciertamente prometedor para la reversión del envejecimiento muscular».


Urolitina para todos



Sin embargo, las granadas no contienen urolitina A. Y es que las granadas solo contienen unos precursores –los ‘elagitaninos’, taninos hidrolizables también presentes en otras frutas y las nueces– que posteriormente serán degradados a esta urolitina A por las bacterias que componen nuestra flora intestinal. Y a veces, ni eso: la cantidad de urolitina A producida por el microbioma varía de forma muy significativa entre las personas, habiendo incluso individuos que no son capaces de producirla. Es decir, no tiene sentido correr hasta la frutería para comprar granadas, pues puede que no sirvan de nada.
La buena noticia es que los autores ya están trabajando en una solución. Concretamente, han contactado con una compañía emergente, Amazentis, para determinar cuáles son las dosis adecuadas de urolitina A y, llegado el caso, administrarla tal cual en la población humana. De hecho, ya han puesto en marcha un ensayo clínico con seres humanos que se está desarrollando en varios hospitales europeos.

Pero aún hay una segunda cuestión pendiente: esta urolitina A, ¿también funciona en humanos? Pues según indica Johan Auwerx, «sería ciertamente sorprendente que la urolitina A no fuera efectiva en humanos. Especies tan alejadas en la evolución como ‘C. elegans’ y las ratas reaccionan de la misma manera a esta sustancia. Un resultado que indica que estamos hablando de un mecanismo esencial para los seres vivos».

Como concluye Chris Rinsch, co-autor de la investigación, «la función de la urolitina A es el producto de millones de años de evolución paralela entre plantas, bacterias y animales. Y los precursores de la urolitina A se encuentran, además de en las granadas, en las nueces y las bayas, aun en menor cantidad. Pero en primer lugar, la bacteria debe ser capaz de digerirlos para producir la urolitina A en nuestros intestinos».


Fuente Historia: ABC Salud