iracunda |
¿Cómo afecta la ira?
La ira es una emoción que por momentos puede ser positiva, pero que si se mantiene en el tiempo, sus efectos son negativos.
Una de las emociones que en un momento dado puede
ser positiva es; la ira, pero sucede que generalmente sus efectos son
negativos. En un orden de ideas cercano su comportamiento es positivo cuando
nos impele a realizar cambios positivos, y su comportamiento contrario es el
negativo cuando se expresa en resentimiento y de furia generando efectos en el
cuerpo físico como podría ser un aceleramiento en el ritmo cardíaco inusual,
elevación de la tención sanguínea, los niveles de adrenalina.
Es indudable que la entronización de la ira en
nuestro comportamiento y sentimiento
cotidiano, afecta de manera sustancial nuestra parte cognitiva y
fisiológica, proponiendo consecuencias
físicas y mentales de significación. Estas se retratan en nuestra expresión
facial, en el lenguaje corporal a gritos, la ira; cuando afecta el cuerpo y la
mente, va afectando la calidad de vida del
individuo, gestándose situaciones incómodas en su rededor que tienen un efecto
nocivo internamente y al mismo tiempo propiciando un daño a todo lo que toca,
inclusive con las personas con las que se interactúa.
Las consecuencias de la ira
Cuándo la ira la tenemos en un cerco interno, esta
se manifiesta en la representación de pensamientos negativos, accionas
violentas, malestar físico y pesadillas. En manifestaciones extremas puede
desarrollar procesos paranoicos y comportamientos prejuiciados en la vida diaria.
Incluso puede ser un detonante de deterioro de la salud mental, agravando las
enfermedades relacionadas con la mente, propiciando estados depresivos.
Mirándola desde el ámbito religioso, según la Iglesia Católoca ella representa
uno de los 7 pecados capitales del ser humano. Algo que puede reventar en
contra de los demás, manifestándose en forma de agresión extrema hasta llegar
al delito. Sin embargo psicólogos de la vieja escuela ven la ira como una
emoción primordial, natural, madura, que experimentan todos los humanos
ocasionalmente, sintiéndola como algo que tiene valor funcional para
sobrevivir.
La ira, puede echar mano de recursos psicológicos para una acción
correctiva. Si no se mantiene control sobre ella se producen manifestaciones
negativas indeseables que pueden influir
de forma dañina en lo personal y en lo social. Tenemos que tener claro que no
podemos prescindir de la ira, según la psicología actual esto en la práctica
nos convertiría en seres pasivos.