¿TENEMOS EL CONOCIMIENTO DE LA FE?
Es mucho lo que se ha dicho y hablado sobre la fe en
todos los tiempos, por medio de nuestros abuelos, nuestras madres, los
maestros, la iglesia, guías del crecimiento personal, de algún médico etc.
Pero; realmente sabemos que es la fe, ¿la has tenido como experiencia? Napoleón
Hill, un escritor famoso que se dedicó a entrevistar, a muchas personas de
éxito y puso en práctica las recomendaciones recopiladas dando frutos
productivos, concluyó que, “la fe es el jefe químico de la mente”.
Fe y pensamiento
Cuando la fe está mezclada con el pensamiento, la
mente subconsciente instantáneamente recoge la vibración y la traduce a su
equivalente espiritual, transmitiéndola a la Inteligencia Infinita, como es el
caso de la oración”. Según el Catecismo de la Iglesia Católica (166) la fe es
un acto personal: La respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se
revela. Sin embargo la fe no es un acto aislado. Nadie puede creer solo, así
como nadie puede vivir solo. Hay que pensar que nadie se ha dado la fe así
mismo, como nadie se ha dado la vida así mismo.
El creyente, es fácil de colegir que ha recibido la
fe de otro y de seguro se la transmitirá a otro. Nuestro amor a Jesús y a los
hombres nos impulsa a hablar a los demás de nuestra fe. Cada creyente es como
un eslabón en la gran cadena de los creyentes. Yo no puedo ser creyente sin ser
sostenido por la fe de los otros. Y por mi fe, yo; contribuyo a sostener la fe
de los demás. Para Santo Tomás de Aquino la fe es una virtud sobrenatural,
gracias a ella el entendimiento cree en verdades relativas a Dios.
Tres formas de verdad
También dice que nuestro entendimiento puede aceptar
una verdad movido de alguna de estas
tres maneras; porque ve inmediatamente la verdad a partir de principios; de por
si evidentes, porque es movido por la voluntad de Dios mediante la gracia. La
voluntad puede llevarnos a creer que es verdad algo; de lo cual no tenemos una
evidencia inmediata ni una demostración, como cuando queremos creer a alguien
aunque no veamos que lo que dice es cierto. Aceptamos que le creemos porque;
queremos creerle, porque confiamos en el.
En los dos primeros casos tenemos el conocimiento
racional, y la certeza que en ellos conseguimos está fundamentada en la
evidencia. En el tercero de los casos realmente no tenemos evidencia ni
conocimiento racional, aunque la persona que acepta de este modo una verdad,
puede vivir intensamente la verdad en la que cree (con bastante certeza). Este
último caso es la creencia o fe. Entre la relación de la fe y otras formas de
conocimiento, Santo Tomás de Aquino enfrenta el problema, discriminando los
siguientes tipos de verdades:
Lo que se alcanza por la razón y la fe
Las que se alcanzan por la razón: no todos los
conocimientos humanos interesan para la salvación por lo que habrá muchas
verdades, que no se ofrecen ni a la fe ni a la revelación; aquí; se incluyen la
mayor parte de los conocimientos científicos, por ejemplo; las matemáticas. Las
que se alcanzan solo por la fe: el hombre no puede conocer exclusivamente, con
las fuerzas naturales todo lo relativo a Dios y lo necesario para la salvación,
como por ejemplo; que dios es uno y trino, y las que se pueden alcanzar por la
fe y la razón: la existencia de Dios y la inmortalidad del alma son verdades
que se ofrecen a la fe, pero también es posible llegar a ellas anteponiendo la
razón.