Años atrás tuvo gran despliegue la expresión “enfermedad psicosomática” que trataba
de calificar aquellas enfermedades que, sin ser enfermedades propias del tejido
nervioso, afectaban a órganos y sistemas diferentes, a causa de un desarreglo
neural. Quedaba mucho mejor decir “tú tienes una enfermedad psicosomática” o
decir “todo lo que tienes son nervios o imaginaciones tuyas”.
La
influencia de las enfermedades psicosomáticas
En las facultades de medicina se enseña que del 50%
de las enfermedades observables son de tipo psicosomático. Claro si aceptamos
la unidad
del cuerpo humano, deberíamos concluir que todas las enfermedades
(descartando los accidentes o las debidas a causas ajenas al propio organismo)
son de tipo psicosomático, en mayor o menor grado. “No hay enfermedades sino enfermos”, afirmó Hipócrates, y aunque es
innegable que existen entidades como el asma, la úlcera gástrica o la histeria.
Cada una de ellas presenta expresiones diferentes en
uno u otro enfermo. En medicina se emplea mucho el término “efecto placebo”. El
término efecto placebo es aplicable, al efecto positivo o negativo producido
por un tratamiento que, aparentemente, no ejerce ningún efecto sobre el organismo; este efecto está relacionado
con la disposición mental del paciente hacia el tratamiento.
Experimentos
El
Departamento de Farmacología de la Universidad Autónoma de Barcelona (España)
realizó un experimento; dio a los enfermos ingresados unas capsulas que no
contenían ningún fármaco; momentos después, pasó una enfermera avisando a los
enfermos de que se habían equivocado de medicación y que las capsulas les
podrían ocasionar vómitos, al cabo de un rato, la mayoría de los enfermos
tuvieron nauseas y vómitos. Este experimento, como ejemplo extremo demuestra la
capacidad de auto-sugestión y auto-dominio de que es capaz el ser
humano.
Mentalizados
con la curación
La confianza en la curación y el deseo de que esta
se realice, tal como la familiaridad y amistad con el médico, son la mejor
medicación que se pueda tomar. Estar bien depuesto mentalmente, no solo influye
en la curación sino también en la prevención de las enfermedades. Una máxima
naturista dice; “las enfermedades no se cogen, las construimos en nuestra forma de
comer, actuar, pensar y vivir”. Si llevamos en nuestro interior la
angustia, el odio, el rencor y el resentimiento, no es posible construir un
cuerpo sano. El paradigma cristiano de; “Ama al prójimo como a ti mismo”, se
puede aceptar incluso desde un punto de vista egoísta, entendiendo que el amor
en nuestro interior propicia la buena
salud.
Según lo antes expuesto podemos afirmar que del 50%
al 70% (como mínimo) de todos los padecimientos, pueden ser influenciados
benéficamente por una actitud mental
positiva y armónica.