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La ciencias en general y la psicología han venido estudiando acuciosamente, el déficit de memoria asociado a la vejez, especialmente por el hecho de que la pérdida de la memoria es una de las primeras manifestaciones de una enfermedad que se ha convertido en una plaga para la gente de la tercera edad: El Alzheimer; además de que la enfermedad misma está ligada a la vejez. Frecuentemente las quejas de falta de memoria está primordialmente asociadas a la vejez, esto tiene características que señalan claramente las dificultades para evocar recuerdos concretos que relativamente tenga importancia para el individuo en general y también en rememorar trozos de experiencias ya vividas
La pérdida de memoria al envejecer se manifiesta ostensiblemente cuando no podemos evocar una determinada información de una cierta tipología, se pueden proporcionar detalles característicos relacionados con ellos. Se trata de una falta de memoria del tipo olvidadizo o perdido o; lo tengo acá en la punta de la lengua anteriormente precitada. Los nombres de difícil pronunciación que en un momento dado no tenemos acceso, luego en otro contexto o simplemente en una falta de atención o distracción de la misma.
En términos generales la persona que evidencia estos problemas, está consciente de este déficit y se preocupa verdaderamente. La frecuencia de esta disfunción es denominada forma benigna de alteración de la memoria, en contraste con la forma maligna que se asocia a la demencia. En su forma maligna de alteración de la memoria, surte efectos indeseables tanto en los hechos importantes como en los que no tienen ninguna relevancia y siempre está acompañada de ausencia de conciencia de este déficit, o en la mínima expresión de despreocupación por el déficit. La manifestación del trastorno de memoria maligna presente en la demencia, va asociado casi siempre a la desorientación temporal, espacial y personal así como a las fabulaciones.
La alteración de la memoria en la vejez no es unitaria. En las investigaciones que se han hecho con animales y personas, los experimentos coinciden que existen formas de aprendizaje y de memoria relativamente preservados de los efectos del envejecimiento mientras que otros por el contrario son altamente contrarios a los efectos del proceso.
La manifestación de la incapacidad de fijar nueva información nos dice; que esta capacidad tal como es se ha perdido. La capacidad de asociación de caras con nombres es una fijación que como tarea es más sensible a efectos de la edad, que aparece tanto en los cuestionarios de quejas subjetivas, como en pruebas psicológicas. Para esta tarea se observa una discapacidad que cada día tiende a ser más pronunciada haciéndose más marcada de década en década desde los 40 años, llegando a un porcentaje del 50% de la ejecución en la novena década de vida.
Siempre el envejecimiento de alguna manera afecta a la memoria en todos sus modos: corto, mediano y largo plazo, la modalidad verbal o visual, la memoria episódica y semántica. Pero aparentemente parece ser que no todas las modalidades son afectadas de la misma manera y, por cierto no todos los individuos sufren el mismo tipo de efectos y defectos mnésicos con el paso del tiempo. De hecho existe una serie de factores que van coligados a la senectud y, que incluso pueden interactuar con el bajo rendimiento en memoria. A esto abría que agregarle o contar más bien con las pérdidas sensoriales y motoras, el decrecimiento de la velocidad de procesamiento de la información, el conservadurismo, la excesiva prudencia para dar respuesta antes que cometer un error (ausencia de impulsividad) y para terminar la falta de flexibilidad en manejar estrategias que codifiquen y decodifiquen información.
Al parecer de todas las discapacidades que pueden afectar el rendimiento de la eficiencia en tareas de memorización, no existe ninguna razón para pensar que la memoria por sí misma, no tenga que deteriorarse y, no existen evidencias suficientes para negar la pérdida de memoria asociada al envejecimiento.
Se describen 2 tipos de envejecimiento dentro del envejecimiento normal, uno sería el envejecimiento usual (donde no hay signos neurológicos claros) y otro el envejecimiento exitoso (pérdida fisiológica mínima cuando se compara con los jóvenes).
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