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¿CREA NUESTRA MENTE RECUERDOS FANTASMAS?
Ciertamente es paradójico que olvidemos cosas que nos han pasado y muy cierto que recordemos cosas que nunca nos han ocurrido. Existe suficiente documentación testimonial de personas que durante toda su vida han recordado hechos que le pasaron en su niñez y, que a la postre; no han sido más que referencias de episodios que contaron en su presencia a temprana edad; personas de su entorno familiar la más de las veces. Indudablemente ha sido su imaginación la que les ha jugado esta carambola al formar un recuerdo con las imágenes que supuestamente se habían sucedido.
Hay un experimento del que se tiene referencia en los que a un entrevistado se le han introducido un hecho falso y, se aprecia que poco a poco este va recordando detalles que presuntamente está recuperando del hecho acaecido en tiempo pasado. Esto nos demuestra que la mente produce distorsiones y por tanto nos juega malas pasadas. Es como cuando tu le haces una referencia a una persona que está conversando contigo de algo que han hecho juntos y, luego te das cuenta de que era otra persona la que te acompañó en esa circunstancia en particular; esto es común que le pase a los enamorados, a las parejas recién avenidas.
¿HAY DIFERENCIAS EN LA MEMORIA DEL NIÑO Y LA DEL ADULTO?
Realmente en los adultos a partir de los 30 años ya es apreciable la disminución de la capacidad de memorizar. Es notoria la diferencia entre las capacidades de memorización entre el niño y el adulto. El niño por su parte acopia una enorme cantidad de información casi involuntariamente y con un esfuerzo mínimo. Se denomina este tipo de memoria; memoria incidental o memoria implícita. El niño a la edad de 2 años de vida aprende de forma incidental no importando la complejidad como por ejemplo; las lenguas, recuerda melodías, aprende a manejar variedad de instrumentos. Es sorprendente que aunque el niño esté jugando y aparentemente distraído memoriza lo que pasa a su alrededor, la televisión; incluso lo que se conversa.
Esto en comparación con el adulto que; para aprender un segundo o tercer idioma, para cursar estudios complejos, habilidades informáticas, es un camino lleno de dificultades después de los 30 años
UNA VOLUNTAD FUERTE
Es lo que requiere el adulto para poder realizar nuevos aprendizajes después de los 30 años, puesto que ya ha perdido la capacidad de aprender incidentalmente; por esto es importante para él; recurrir a la concentración, la voluntad, y la alta motivación además de emplear repeticiones recurrentes de la misma información. Estos cambios se deben a la pérdida de plasticidad neuronal. Las neuronas del adulto están ya ocupadas en algún tipo de memoria; entre otros forman parte de circuitos que permiten recordar, caras, gestos las palabras, los olores…
Son las neuronas células que no se reproducen; por lo tanto el cerebro no debe estar recodificando información. Si las neuronas se fueran reproduciendo de forma ilimitada, el ser humano se la pasaría en un eterno aprendizaje de la información exterior y de comportamiento, con lo que sería imposible conocer su individualidad.
Es probable que el cerebro humano tenga un mecanismo de protección en la entrada constante de información, no relevante (selección que no hace el niño) por saturación parcial del sistema al guardar la información. El adulto pasa por integrar la nueva información, apoyándose de manera firme en los conocimientos básicos formados en la infancia.
TIPS
Hay muchas personas que dicen tener problemas serios de memoria; cuando que en realidad son limitaciones de concentración. De hecho si no se concentran en lo que hacen, sería casi imposible recordar la acción que realizan. La falta de concentración también es frecuente en los casos de depresión, estrés, ansiedad…
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