miércoles, 25 de marzo de 2009

reflexiónes

Que difícil resulta ver, leer y escuchar a los gobernantes de turno, !como afinan la palabra¡ como pulen el verbo para encantar a los pueblos, a la gente que como niños se quedan con los ojos en blanco oyendo tanta palabra vacía que como dardo envenenado les penetra el cerebro. Tratando de pensar con claridad perturba el daño que produce este chorro de incoherencias dichas con toda la intención de engañar, de defraudar al oyente que su único pecado es oír esperanzado la ilusa solución de sus problemas. Es preferible el silencio, ser sordos como tapias para oponerse a esta tortura oral trepidante. Los pueblos tenemos que despertar, tenemos que salir de esta modorra alienante que tuerce nuestro sentido de la realidad que; pasa por convertirnos en espectros vacilan tes sin ningún ánimo de lucha organizada de oposición a lo que nos están haciendo no ya; como ciudadanos si no como seres humanos. Sin ser violentos ni extremistas podemos empeñarnos en defender nuestro libre albedrío, nuestro derecho al di censo, nuestro derecho a elegir la opción que más se nos acomode, sin miedos, sin temores con la frente en alto. Nuestra oposición tiene que ser pacífica, coherente, inteligente y nuestra confrontación tiene que ser la de las ideas, del compromiso de revertir la hora aciaga que estamos viviendo, debemos estar siempre un paso delante de la desidia gubernamental. Tenemos que promover acciones de acercamiento con la gente que aun estando en posiciones de gobierno están lejos de estar fanatizados, gente que les duele el país, amantes de su nación en fin, buscar de alguna manera la salida que tiene que ser pacífica, solidaria con todo el pensamiento democrático verdadero, donde todas las maneras de pensar sean bienvenidas, donde todos seamos un mismo país.

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